domingo, 26 de junio de 2011

84, Charing Cross Road

 
Anna Ancher
Muchacha con flores
... y ésta, es otra de las cosas buenas que tiene el verano.
Estoy sentada en mi sillón favorito, recién estrenada la noche, y mientras escribo estas palabras, entra una brisa fresca desde la terraza. A lo lejos, se escucha una familia de grillos con su canto, cri-cri-cri (es un sonido que me encanta, me relaja y aunque lo escuche en otro contexto, me transporta a esta época del año).
En verano, algunas cosas cambian respecto al resto del año, por ejemplo, antes, leía acurrucada en la cama o bajo la luz del flexo en mi sillón, ahora, huyo de él y busco la luz natural del día. Leo en la terraza, cuando es bien temprano y corre fresquito, o mientras Julia, se da un chapuzón en la pequeña piscina que le he improvisado en el patio. También prefiero el perfume fresco, de té verde y flor de limón, al suave, talco y dulce del invierno.
Peter Severin Kroyer
Jardín de Rosas
Y así, al cobijo de una buena sombra, con brisa fresca, disfruto de un pequeño y adorable libro, que me mantiene ocupada.
Se trata de 84, Charing Cross Road (de Helene Hanff), es una de las tres joyitas que encontré paseando por la feria del libro que tuvo lugar en Málaga hará unas dos semanas.
Las otras dos joyitas son Alicia en el país de las maravillas (de Lewis Carroll) y Los Chestertons (de Cecil Chesterton). La verdad, es que una se hubiera llevado muchiiissiimmoooss libros más, entre ellos algunos "facsimiles" de cocina que me encantaron, pero otra vez será.
De entre estos tres, elegí 84, Charing Cross Road, para empezar y he de confesar, que me ha encantado, este pequeño libro que apenas cabe en el bolsillo de una chaqueta, ha resultado ser para mí todo un descubrimiento. 
Se trata de una recopilación de cartas, (reales) que la protagonista, Helen, desde Nueva York, empieza a enviar a una librería de Londres, con la finalidad de adquirir algunos ejemplares de segundamano. 
El carácter descocado de Helen, me ha hecho reir, en más de una ocasión, cada vez que trataba de provocar la rectitud londinense, de estos libreros.

Me ha traido muchos recuerdos de otra época, en la que yo también hacía uso del correo postal con asiduidad, y me acordaba de la ilusión que hace abrir el buzón, y encontrar un montón de cartas, entre ellas, casi siempre alguna para tí, y lo bonito que era coger papel y boligrafo, y dejar volar la imaginación, y empezar a escribir y escribir..., doblar la carta, meter en un sobre y pegar un sello, por cierto ¿Qué imagen traerá hoy?, andar hasta el buzón más cercano y... buen viaje.

Cuando empecé a leerlo, me resultó tan ameno que cuando acordé iba por la mitad, entonces, decidí espaciar mis lecturas (haciendo un esfuerzo para ello), pues es realmente encantador y quería saborearlo lentamente.


De momento, lo estoy volviendo a leer, esta vez con lápiz en mano, subrayando lo que me llama especialmente la atención, pues al igual que a la autora me gusta hacer uso de los libros, leerlos, releerlos, subrayar y hacer anotaciones en los márgenes...

Una cosa que me ha gustado mucho del libro, es, como poco a poco Helen va conociendo a los dependientes de la librería, y van forjando una buena amistad a lo largo de los años; y como, viendo el problema de racionamiento de la postguerra, (que en esa época viven en Londres) ella les envía algunos víveres que hacen realmente felices a estas personas. (Me recuerda años vividos en mi infancia, años de austeridad, y puedo imaginar la gran ilusión que debían sentir al recibir esos paquetes desde América).

Un pequeño libro, con un gran corazón...

viernes, 17 de junio de 2011

Cookies con Pepitas de Chocolate


Hace muchos, muchos años, (bueno, tal vez no tantos...), un día como hoy, en whitman (Massachusetts) nació una niña llamada Ruth.
Pasó el tiempo y Ruth, se hizo mayor, se casó... Emprendió un negocio con su marido, una casa de hospedaje, un lugar de parada para viajeros a los que servirles comida y ofrecerles cobijo.
Ruth, solía hacer galletas, con una antigua receta a la que era fiel, pero un día... un día... le ocurrió algo, que seguro que nos ha ocurrido, en más de una ocasión a much@s de nosotr@s, se olvidó de comprar algunos ingredientes (cacao en polvo y frutos secos). Y decidió improvisar, cortando en trocitos una tableta de chocolate e incorporándolo a su receta. El resultado, lo podéis imaginar... si queréis saber el desenlace de esta historia os invito a pasear por aquí.

Mojadas en un vaso de leche fría, ¡qué ricas!

Ingredientes para 14 unidades:
250 gr. de Harina de repostería.
150 gr. de chispas de chocolate.
Una pizca de sal o bicarbonato.
125 gr. de mantequilla.
Un huevo.
100 gr. de azúcar moreno.
100 gr. de azúcar blanco.


Preparación:
Precalentar el horno a 180º.
En un bol ponemos la harina con la sal y reservamos.
Ahora, batimos el huevo y le incorporamos la mantequilla, seguimos batiendo.
Incorporamos primero el azúcar moreno y posteriormente incorporamos el azúcar blanco.

Mantequilla junto al azúcar moreno

Incorporamos el azúcar blanco
Ahora poco a poco la mezcla de harina con sal.

Resultado de la masa

Ponemos la masa en un bol para mezclar
 con las pepitas de chocolate
Finalmente mezclamos con las pepitas de chocolate.

Masa final

Ponemos en papel vegetal, (o en un molde) sobre la bandeja del horno, trocitos pequeños (Una cuchara de postre llena) y bien separados unos de otros.
Hornear aprox. 10 minutos.

Ponemos en moldes

Pasado este tiempo, desmoldamos y dejamos enfriar. Acompañadas de un vasito le leche fresquita, están de rechupete!



lunes, 13 de junio de 2011

Espirales de Jamón y Queso


Una buena opción para las noches de verano que ya se van acercando.
Servir junto una cerveza bieeeen fría.

Ingredientes para unas 8-10 espirales:
1 masa de hojaldre congelada.
4 lonchas de Jamón york.
4 lonchas de Queso Havarti.
Una cda. de Salsa Barbacoa.
Unos granitos de sémamo y semilla de amapola.

Preparación:
Precalentamos el horno a 180º.
Descongelamos la masa de hojaldre y la extendemos sobre la encimera con algo de harina, según las instrucciones.
Sobre ella untamos la salsa barbacoa y ponemos las lonchas de Jamón primero y queso después, ocupando toda la superficie.
Enrollamos la masa y cortamos en espirales finitas.
Colocamos sobre papel vegetal, el la placa de horno, bien separadas entre ellas, (para que al crecer en el horno no se peguen entre sí) y espolvoreamos con sésamo y semilla de amapola.
Horneamos unos 10 minutos a 180º (mirar si necesitara algún minuto más).
Servir junto una cerveza bieeeen fría. 


lunes, 6 de junio de 2011

Amelie... y su pastel de ciruelas.


Es una de mis peliculas favoritas, la música, la fotografía, París... Quién no se ha dejado llevar alguna vez por la imaginación mientras preparaba un delicioso plato en la cocina...
Comparto con ella, el gusto por las pequeñas cosas, la imaginación desbordada en algunos momentos, la dulzura de sus actos, la ternura de su corazón... 



La primera vez que ví esta película, tuve la suerte de que fuera en la gran pantalla.
Me gustó mucho, tanto, que un extraño mimetismo se apoderó de mí, durante algunos instantes.
Me sentí identificada con muchas de las cosas que le suceden... tanto, que cuando salí de la sala de proyecciones, necesitaba verme reflejada en algún espejo para recordar que yo no era ella, y que sus grandes ojos negros, no eran mis ojos.


Una película, que fué capaz de trasmitirme emociones y sensaciones que uno vive, pero que nunca se comentan, que ocurren, pasan, y se esfuman. Por eso, al verlas reflejadas en la pantalla, me sentí tan identificada.
Hay una escena que me gusta especialmente, es una sensación que he experimentado en ciertas ocasiones, una sensación que no podría describir, sin embargo,... mejor que lo veáis con vuestros propios ojos.


La película tiene momentos preciosos, como cuando en un acto de cobardía no se atreve a hablar con el chico del que está enamorada y, mientras lo deja ir, viendo cómo se camina hacia la puerta, ella se derrite convertida en agua. O... cuando por la noche hace su ritual de belleza antes de ir a dormir, ataviada con un camisón lencero y unas gotitas de perfume. (¿Por cierto qué perfume será?)



O... cuando entresueños, graba algunas escenas de la televisión, en blanco y negro: Un abuelillo con pata de palo bailando claqué; una abuelilla rellenita con pañuelo en el pelo, tocando y cantando una buena pieza de rock; unos caballos que corren entre las bicicletas de algún tour de Francia. O... cuando sale un apuntador escondido para poner palabras acertadas en la boca de una tímida persona. O... las cosas que le gustan a Amelié: "Hundir la mano en un saco de lentejas", "Romper la crema catalana con la cuchara", "Hacer rebotar piedras en el agua calma", etc...
Podría seguir, pero es mejor verla.



Amelié Polain, ¿Son malos tiempos para los soñadores?

miércoles, 1 de junio de 2011

Porra Antequerana


La Porra, es uno de los platos típicos de mi pueblo, de ahí recibe su nombre completo: "Porra Antequerana".
El nombre de "Porra", le viene dado, por el utensilio que se empleaba para machacar los alimentos en el lebrillo, un mazo o porra.
Se diferencia del Salmorejo Cordobés, en que la Porra lleva pimiento entre sus ingredientes.
En sus inicios, este plato se elaboraba solamente con miga de pan, ajo, aceite y sal (o Porra blanca).
Con el descubrimiento de América, y la adquisición de nuevas verduras y hortalizas, fue cuando poco a poco, se fueron incorporando el pimiento y el tomate.
Se suele tomar acompañado de huevo duro picado y jamón en trocitos (aunque en esta ocasión le he puesto atún), se come mojando con pan (aunque a mí me gusta especialmente mojar patatas fritas cortadas en daditos).
Es un plato que se sirve bien frío, y es uno de mis favoritos en verano.


Ingredientes para 4 personas:
Una barra de pan del día anterior (aprox. 250 gr)
3 tomates grandes y maduros (aprox. 620 gr)
1 pimiento verde grande.
1 ajo
Sal, aceite de oliva virgen extra, y vinagre.
Huevo duro picadito y taquitos de jamón (o atún)
Patatas fritas en cuadritos (Opcional, muy recomendable)
Preparación:
Se trocean todos los ingredientes y se trituran durante unos minutos, hasta que adquieran una textura cremosa.
Repartir en platos individuales y decorar con el huevo y el atún (jamón).

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